Busco el gesto que me de la pista para llegarte.
Intento traducir tus palabras y el interior de tu mirada,
con precaución,
para no caerme.
Con manos de seda pretendo acariciar tu rostro
y sentir en el calor de tu piel,
cada una de las palabras que quieres pronunciar.
En medio de mi angustia, se enredan
el significado y el significante,
el tonto y el inteligente.
Me quedo sin quedarme.
Me quedo
y ya no estoy aquí.
Por Hindu Anderi
30 de septiembre de 2008.
martes, 30 de septiembre de 2008
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