Salgo desde las entrañas de la tierra para amarte.
Y me levanto entre los cadáveres de mis ancestros
Y te llego envuelta en la mortaja infatigable
de la ausencia
del afecto.
Pero no hay dolor.
Mi cuerpo viejo y deshojado huele a tierra mojada.
No espanta.
Las aves se detienen encima para adornar la muerte
Y su vuelo revive el alma.
Y camino, con pasos lentos y gigantes hasta ti
Y tu esperas por mí
Y no me despido
No me despido nunca
¡No digo adiós… sería la muerte!
Hindu Anderi
Escrito el 13 de septiembre de 2007.
lunes, 10 de marzo de 2008
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